Vicente Luis Mora, escritor: «TikTok e Instagram están barrenando la capacidad intelectual de los jóvenes»

En una era dominada por TikTok e Instagram, el ensayista y poeta Vicente Luis Mora ha puesto el dedo en la llaga de la crisis lectora con su nuevo libro Construir lectores (Vaso Roto). Durante la presentación de su obra en la Librería Letras Corsarias de Salamanca, Mora compartió una observación perturbadora: «Aquí solo hay dos personas que tienen menos de 30 años y no hay ninguna de menos de 20». Esta ausencia juvenil en espacios literarios no es casual, sino síntoma de un problema cultural más profundo que el autor ha investigado durante siete años.

La investigación de Mora, basada en cuestionarios anónimos a estudiantes universitarios de Filología, revela datos preocupantes: muchos llegan a la carrera habiendo leído únicamente sagas como Harry Potter, sin haber dado el salto a literatura más compleja. «Me preocupa que Harry Potter haya sido la única lectura de alguien que llega a Filología Hispánica», confesó el autor. «Eso debería haber sido leído con 11 o 12 años, pero luego rápidamente pasar a otras cosas. El problema es que no se pasa a otras cosas como antes se pasaba». Ese tránsito natural hacia Stevenson, Kafka o Cortázar se ha roto.

¿Los culpables? Mora señala varios factores: la pérdida del lugar central de la literatura en la conversación social, el auge del entretenimiento audiovisual y, especialmente, «el peor de todos, que es el de las redes sociales de microblogging de vídeo, como Instagram y, sobre todo, TikTok, que están barrenando la capacidad intelectual de la gente más joven». Esta digitalización ha provocado una paradoja: jóvenes que leen constantemente en sus pantallas —algunos equivalentes a 200 páginas diarias en WhatsApp— pero que no desarrollan las capacidades cognitivas que proporciona la lectura literaria.

Contra la corriente pedagógica actual, Mora propone un enfoque provocador: desafiar intelectualmente a los jóvenes con textos más complejos de lo que se considera apropiado para su edad. «Los adolescentes les gusta leer cosas que no entienden, se sienten motivados por algo que supera un poco su expectativa de lectura», afirma, apoyándose en experiencias de escritores como Cortázar, César Aira o Juan Bonilla, quienes en su juventud se sintieron estimulados por textos que no comprendían completamente. «Si tú entiendes todo en el momento de la lectura, ¿qué estás descubriendo?», cuestiona.

Entre las soluciones que propone destacan los clubes de lectura como espacios pedagógicos donde los jóvenes pueden desarrollar pensamiento crítico y tolerancia. «Es el último lugar de nuestra sociedad donde tú puedes reunirte con un grupo de personas que no conoces y hablar de política y no terminar a puñetazos», explica. Estos espacios permiten a los adolescentes aprender a sostener sus propias ideas a partir de lo que leen, hablar en público y, sobre todo, descubrir interpretaciones ajenas que enriquecen su comprensión.

El autor también critica el exceso de corrección política en los textos educativos. «Los chicos tienen que ver lecturas inapropiadas», sostiene, aclarando que no se refiere a contenidos obscenos sino a textos que desafíen éticamente. «¿Cómo van a desarrollar su sentido ético si nunca se les desafía?». En su visión, el propósito de la educación lectora no es adoctrinar, sino ofrecer herramientas para que los jóvenes construyan su propio sistema de pensamiento. «Una persona que no lee puede tener buenas intuiciones, pero para tener una buena visión sobre el mundo, tiene que tener cultura, y para tener cultura tú tienes que leer». En tiempos donde proliferan explicaciones simplistas hasta de los finales más evidentes de series y películas, el mensaje de Mora resuena con urgencia: sin lectura, no hay pensamiento complejo posible.

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