Servando Rocha: «Madrid es cutre y chabacana, y esa es su gran virtud»
El autor canario desvela en 'De fuego cercada' cómo el pasado no ha muerto y los espectros siguen habitando nuestras calles

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Madrid como obsesión, como ciudad fantasma, como entidad viva. Así se nos presenta la capital en De fuego cercada (Alianza Editorial), la última obra de Servando Rocha, un libro que trasciende la naturaleza de ensayo para convertirse en una experiencia casi iniciática. Durante la presentación en la librería +Bernat, junto con el escritor Javier Calvo, el autor canario —afincado en Madrid desde hace más de 30 años— desvela las claves de una obra que parte de un experimento aparentemente sencillo: trazar una línea recta desde la Puerta del Sol hacia el norte y seguirla caminando hasta salir de la ciudad.
«Este libro es una declaración de amor, en cursiva, a una ciudad», escuchamos en la presentación. «Es el intento de sobrevivir reencantando la mirada en una ciudad que cada vez es más hostil, y en un contexto determinado que es la pandemia». Lo que podría haberse convertido en un mero ensayo histórico se transforma en un viaje psicogeográfico que entrelaza historia, mito y experiencia personal. Rocha introduce incluso un personaje ficticio, José Ribalta Camós, un oftalmólogo de principios del siglo XX que desaparece misteriosamente tras intentar el mismo recorrido que él propone. «Cuando yo logro convertir tu ciudad en un ente orgánico, en una mitología propia, ocurre algo mágico», afirma.
El libro está estructurado siguiendo los pasos de este viaje imposible, desde el kilómetro cero hacia las afueras, pero también funciona como un diálogo con los fantasmas que habitan el espacio urbano. «Un espectro es un ser que ya no está, pero no se ha ido del todo. Eso es lo tremendo», explica Rocha. «Es impugnar el pasado. Lo que narro no ha pasado, sigue estando presente en la memoria de los edificios, en la piedra, en los hechos». Este planteamiento desafía nuestra relación con la historia: «El pasado no existe. Solo existe el presente. La presencia».
La obra de Rocha revela aspectos fascinantes de Madrid: sus caminos del deseo, la historia del agua y del fuego, los bombardeos de la Guerra Civil, los planes urbanísticos delirantes del fascismo español y hasta una historia subterránea de cementerios sobre los que se ha edificado la ciudad. «El 30 por ciento de Madrid está edificado sobre los muertos. Pero cuando digo edificado no es que quiten nada. No es que quitaron los muertos, taparon, echaron cal y edificaron», revela. Todo ello conforma un sustrato que, según el autor, opera en nuestro inconsciente: «Nos está funcionando ya, nos guste o no nos guste».
Entre las anécdotas más llamativas que rescata el libro están los proyectos fascistas para transformar radicalmente el centro de Madrid o los extraños tours turísticos a cementerios, así como la abundancia de referencias náuticas y barcos en una ciudad sin mar. También destaca la presencia de personajes célebres como Henry Morton Stanley (el explorador que encontró al Dr. Livingstone en África) alojándose en la Puerta del Sol antes de emprender su famoso viaje. Todo ello conforma un tapiz donde lo real y lo mítico se entrelazan.
Para Rocha, Madrid posee una cualidad única que resulta paradójicamente atractiva: «Madrid siempre ha sido un lugar provinciano y cutre. Y lo digo en el mejor sentido de la palabra, por eso me fascina». Esta característica, lejos de ser un defecto, constituye para él su mayor virtud: «Es un lugar de acogida donde venían y siguen viniendo todos los inadaptados. Los desertores del arado, los inmigrantes». Una ciudad donde «todo sale mal», pero que precisamente por ello estimula constantemente la mirada: «Es caótica, una mancha de aceite loca. Una calle es el cielo y la calle de al lado es el infierno».
De fuego cercada representa un cambio significativo en la trayectoria de Rocha, al publicarse en Alianza Editorial después de una larga vinculación con su propia editorial, La Felguera. Este salto ha ampliado su público, como él mismo reconoce: «Me escribe mucha gente o me para gente por la calle, gente más random. Y me dicen: 'Es que ahora paso por tal sitio y jamás lo voy a volver a ver sino como tú me lo has enseñado'». Así la obra cumple su propósito: reenchalar la mirada del lector para que nunca vuelva a ver su ciudad de la misma manera.